En la Nueva España, desde el siglo XVI, tuvo lugar un proceso fundamental para entender la relación incipiente entre dos civilizaciones: la congregación de naturales. Este procedimiento consistió en desarticular poblaciones indígenas, moverlas y mezclarlas entre sí para crear nuevos asentamientos, lo cual implicó cambios profundos en la conformación de la sociedad colonial y no pocos sufrimientos a los individuos que lo padecieron. Se han conservado en buena medida los mandamientos virreinales que ordenaron el proceso de congregación; sin embargo, contamos con pocos ejemplos publicados de la forma en que se llevó a cabo casa por casa. Algunos de estos documentos han llegado hasta nosotros, como el de este libro, el cual se encontró dentro de un expediente judicial del siglo XVIII abierto con motivo de un conflicto de tierras. Las congregaciones del periodo del virrey conde de Monterrey (fines del siglo XVI y principios del XVII) constituyen un título de propiedad, por ello, para la defensa de las tierras, es frecuente encontrar en los expedientes judiciales más tardíos el traslado del documento. Se registran los nombres de los habitantes, su organización familiar, la distribución de las tierras, los objetos que usaban en la vida cotidiana, la disposición de sus viviendas y hasta su actitud frente a las autoridades de la Corona, eclesiásticas e indígenas. Así, como afirma el transcriptor de este documento, constituyen verdaderas joyas coloniales